El fútbol chileno entró en la UCI y su agonía se extenderá hasta que las matemáticas sentencien de manera oficial y definitiva su eliminación para formar parte de la próxima Copa del Mundo de Fútbol 2026 a celebrarse entre el 11 de junio al 19 de julio en Canadá, México y Estados Unidos.
Y es que debemos asumir que faltando cuatro fechas a jugarse en junio y septiembre próximo, la Roja se quedó nuevamente sin pasajes para una cita mundialista, tal cual había ocurrido en Rusia 2018 y Qatar 2022. Será el tercer mundial que tendremos que ver por televisión.
Fue para Brasil 2014 con Jorge Sampaoli y antes en Sudáfrica 2020 con Marcelo Bielsa que Chile inscribió su nombre en un mundial adulto.
Tampoco la historia ha sido distinta en los mundiales juveniles, consignando que Chile no clasifica a un mundial sub 20 desde el 2013 y ahora podrá jugarlo sólo por su condición de país organizador.
Es cierto que como nunca antes existían más posibilidades de clasificar. En Sudamérica se ofrecieron 6 cupos directos y un séptimo repechaje, modificando los 4 cupos tradicionales y un quinto repechaje. En simples palabras sólo 3 se quedaban con las manos vacías.
En todo caso razones para ilusionarse no habían muchas, ya que en las últimas clasificatorias para Qatar 2022 la Roja remató séptimo con 19 puntos.
Pero ¿ Por qué deberíamos clasificar al mundial?…. En verdad no lo merecemos, tenemos un consejo de presidentes “amarrado” por los representantes de jugadores… un directorio de la ANFP sin liderazgo… un campeonato lleno de reclamos, pérdidas de puntos por secretaría, desafiliaciones y poca continuidad por permanentes suspensiones por falta de estadios donde jugar, aforos limitados, resoluciones judiciales, ascensos y descensos por secretaría, campeonatos con baja valoración con más castigos que premios deportivos, entre tantos hechos negativos para la actividad.
Eso en lo global. En lo especifico o más reciente el “aplausometro” para traer a Ricardo Gareca falló rotundamente. El 25 de enero del 2024 la ilusión se instalaba al contratar a quien había llevado a Perú a un mundial y a un repechaje. Pero en Chile no dio el ancho y aparte de sus erradas decisiones, poco trabajo y constantes viajes a Argentina, los números lo condenan: Entre Copa América y clasificatorias ha dirigido 11 partidos, sumando 1 triunfo, 4 empates y 6 derrotas, sumando un 21.2 por ciento.
En las clasificatorias ha dirigido 8 partidos, registrando un triunfo, 2 empates y 5 derrotas, sumando 5 de 24 puntos con un 20.8 por ciento. Incluso hasta ahora es superado por su antecesor Eduardo Berizzo quien dirigió 5 partidos sumando 5 de 15 puntos y un 33.3 por ciento de rendimiento.
Lo más recurrente ahora es culpar al técnico, a los directivos y a los males del fútbol chileno, pero también hay responsabilidad de los jugadores quienes después de la última participación en un mundial-Brasil 2014- se han comido 6 entrenadores: Reinaldo Rueda, Eduardo Berizzo, Juan Antonio Pizzi, Martín Lasarte, un interinato de Nicolás Córdova y ahora a Gareca. Eso da cuenta que abordar el fracaso del fútbol chileno necesita una revisión global que considera muchos actores. Por ahora no se ve la luz al final del túnel.