Ha vuelto a la palestra de nuestro fútbol, la frase “doble contrato” o “platas en negro”, que tanto se popularizará años atrás a propósito de Lautaro de Buín y Deportes Melipilla, quienes terminaron perdiendo la categoría, a causa de denuncias por estas prácticas.
Pero, ¿qué significa que exista un doble contrato?. La respuesta apunta a que el futbolista firma un contrato “tipo” ante la ANFP, que contiene menciones básicas y un apartado muy pequeño para sueldo y comisiones. Dicho contrato se ingresa ante el ente rector, quien lo visa y registra al jugador en determinado Club, desde ese momento la institución está obligada a pagar los emolumentos ahí señalados y ser fiscalizado por la comisión de control financiero de la ANFP, respecto de los montos ahí consignados.
Sin embargo, el doble contrato aparece cuando, además de firmar este contrato “tipo”, se firma un contrato anexo, en el cual existe una serie de bonos y prestaciones, tales como, autos, casas, bonos por gol, por partido y, determinadas situaciones, que acrecentan el sueldo a recibir por parte del jugador.
Esto, hace que el dinero que efectivamente el jugador reciba, no esté sujeto a tributación ni mucho menos a control por parte del organismo con sede en Quilín.
Esto es lo que origina entonces, una discrepancia entre el sueldo, efectivamente pagado por el Club y el que se encuentra registrado en las oficinas de la Asociación Nacional de Fútbol Profesional.
Sabemos, y a ciencia cierta, que esta práctica es habitual en el balompié chileno, ya que existen muchos clubes que así lo hacen, sin embargo, basta que una entidad alce la voz para iniciar la investigación en una determinada institución y así lograr la resta de puntos, que logre obtener una ventaja deportiva.
Hoy, el Club en el ojo del huracán, es Limache, con campaña casi perfecta, que se erige como el mejor de la Segunda División Profesional y que atraviesa una “supuesta denuncia por dobles contratos”, que podría significar la resta de puntos e inclusive si así se demostrare, y el Tribunal de disciplina lo determinara, podría significar su desafiliación.
La pregunta es: ¿Por qué si es una práctica habitual a algunos clubes se les sanciona y a otros no? ¿Por qué los futbolistas no han hablado públicamente de esta situación y denunciado estos hechos a los organismos pertinentes?.
Y peor aún: ¿Por qué impuestos internos sabiendo que podría existir una evasión tributaria no investiga estas situaciones?.
Todas esas preguntas escapan de las respuestas que podemos entregar en estas líneas, pero sí de algo estamos seguros es que, en Chile, existen clubes que son sancionables y otros, claramente, no.
DIEGO ERNESTO MORAGA ADASME.
ABOGADO DIPLOMADO EN DERECHO DEL FUTBOL.
DIPLOMADO EN GESTIÓN DEPORTIVA.