El espectro autista es una alteración cerebral temprana, que se manifiesta y define como un deterioro cualitativo en la interacción social y la comunicación, así como patrones de comportamientos, intereses y actividades restringidos, estereotipados y repetitivos.
El espectro autista se caracteriza por ser biológica y neurológicamente muy diverso en cada uno de los sujetos. Al ser un espectro, existe una gran variabilidad de síntomas y signos centrales, que varían en inicio, presentación, gravedad y extensión de la sintomatología, la que se puede presentar como sutil o grave.
Dentro de las múltiples actividades e intereses de las personas, dentro de esta condición, se encuentra el deporte, existiendo durante la historia, muchos exponentes destacados de alto rendimiento como ejemplos.
Si bien es cierto, que, muchas personas con espectro autista, presentan dispraxia que muchas veces dificulta la ejecución de algún deporte, esta se logra sobrellevar y manejar de manera adecuada con un entrenamiento óptimo.
Dentro de los deportistas de alto rendimiento destacados, que se encuentran en el espectro autista, tenemos al surfista profesional Clay Marzo, que con solo 15 años logró el título nacional de Estados Unidos con puntuación perfecta, en 2007.
Otro caso es Anthony Ianni, jugador de baloncesto de la división I de la NBA, siendo el primer basquetbolista con autismo en jugar en la NBA en el año 2010, en el Michigan State.
Historia similar a la de John Howard, profesional de las artes marciales mixtas, en Estados Unidos, siendo el primer luchador dentro del espectro autista en la UFC. Relatos como estos son muchos y se encuentran en todas las disciplinas.
Según registro científico, respecto a la percepción de estos deportistas, ellos indican que lo que les permite destacar, en relación a sus compañeros y contrincantes, es la capacidad de hiperenfoque que logran cuando algo realmente les atrae y satisface, permitiéndoles mantener una atención sostenida en el objetivo a lograr, sin distracciones de por medio.
Desde la mirada clínica, los beneficios de la práctica deportiva, en esta condición, es que favorece las habilidades sociales, funciones ejecutivas y el valor del trabajo en equipo, en un contexto enriquecedor, que, a su vez, se manifiesta en una mejora sustancial en el área cognitiva, conductual, funcionamiento fisiológico y psicológico.
Todo lo anterior se suma a un mejoramiento del desarrollo motor grueso y fino, tolerancia a la frustración, disminución de los comportamientos repetitivos y estereotipados.
Según lo descrito, la condición de espectro autista no es un limitante a la hora de ejecutar algún deporte, quizás el camino sea más largo y complejo, pero, la satisfacción de lograrlo, será aún mayor.