¿Cambian nuestras amistades con los años? ¿Son las mismas que las de 20? ¿Percibimos que después de los 30 se reducen? Un estudio de las universidades de Aalto (Finlandia) y Oxford (Reino Unido) en 2016, confirmó esa sensación de que con la edad se reduce nuestro círculo de contactos. Analizaron las llamadas telefónicas de quienes participaron en el estudio y concluyeron que nuestros círculos de amistades alcanzan su máximo a los 25 años, cayendo “en picada” el flujo de nuestras amistades luego de esa edad.
Las causas principales encontradas, el aumento de responsabilidades y el cambio de prioridades en nuestras vidas.
No es la intención dar la señal con esto del aumento de responsabilidades, que después de los 30 la vida resulta ser una pena. Ciertamente, a esa edad por una cuestión obvia de madurez, estamos más cercanos a alcanzar un estado de plenitud o bienestar, que antes no teníamos tan establecido.
En general, después de los 30 es más simple buscar personas en contextos afines o que desempeñen roles similares a los nuestros, ya que nuestros círculos se reducen y no disponemos del tiempo que teníamos. Nos frecuentamos con quienes tenemos cosas en común, por ejemplo, si tenemos hijos con personas con hijos y si no, con personas sin hijos.
Si llevamos una vida saludable y formamos parte de un equipo deportivo, buscaremos también encajar con personas que lleven ese estilo de vida. Estas nuevas amistades no suelen ser las mismas que cuando éramos más jóvenes y acumulábamos amistades superficiales, sino se sustentan en afinidades y relaciones más seguras. Seguramente la acumulación de algunas decepciones pasadas nos hace ser más prudentes a la hora de confiar.
De ahí que la búsqueda de calidad en nuestras amistades resulte fundamental. Ya no necesitamos cantidad o validarnos socialmente como antes y el deporte y la actividad física, son medios vitales para alcanzar este estado de plenitud interpersonal. Siempre existirá espacio para reforzar lazos con tus amigos en el Club de tu vida, en uno nuevo o en el trote con un amigo/a.
La amistad cumple una función de apoyo social, generando sentimientos de pertenencia y aceptación, que incrementan la percepción de ajuste personal, incidiendo de manera beneficiosa sobre la salud. De ahí la importancia, entonces, de dejar la pereza y esforzarse por mantener amistades saludable, utilizando el deporte como herramienta para conseguirlo.
(*) Psicólogo deportivo y ex – futbolista profesional.