El viernes 2 de diciembre se produjo la presentación oficial del nuevo adiestrador de Rangers, el señor Dalcio Giovagnoli. En dicha cita se encontraban presentes Carlos Garrido, Boris González y un actor sorpresivo para muchos, el “scouting” Nicolás Peric.
En dicha conferencia de prensa se habló de que la idea matriz del proyecto sería la proyección de jóvenes jugadores, que no se contratarían tantos refuerzos, porque la idea era mantener lo que se tenía y potenciarlo con jugadores nacidos y criados en casa.
Hasta ahí el hincha, entendía que, probablemente, esto se trataba de un proceso y que, por tanto, había que tener cierta paciencia con el proyecto deportivo de Dalcio.
Sin embargo, con el correr de los días, empezaron a llegar incorporaciones de experiencia y otros que no venían con ritmo futbolístico. Entonces el ambiente futbolero y la prensa se empezaron a preguntar: ¿qué pasaría con el mensaje entregado en la presentación de Giovagnoli?.
Luego, al final del periodo de fichajes, llegaron incorporaciones de muy dudoso rendimiento, jugadores sin fútbol y que, evidentemente, no venían a ser una solución, sino que a ocupar un número más en el plantel, y los jugadores jóvenes del Club salieron a préstamo o derechamente no fueron considerados.
En ese sentido, y lo que ha marcado el proceso de Dalcio, es la incongruencia de las palabras versus las acciones que se toman, la incongruencia de hablar de un proceso, donde los jóvenes serían protagonistas versus el hecho de solo ocupar dos o tres juveniles en todo el proceso. Y la incongruencia de hablar públicamente de jugadores jóvenes y luego enviarlos a préstamo.
Es de esperar que, tanto la dirigencia y el DT, dejen la incongruencia de lado y el segundo semestre, hablemos de coherencias, de acciones concretas y que se corrija el rumbo, que, al menos, desde los hechos, está muy lejos de ser como el hincha piducano quiere.