Los deportistas olímpicos cumplen con una preparación por muchos años con el objetivo de lograr el máximo rendimiento de cada uno de sus sistemas en conjunto. Uno de estos sistemas es el sistema nervioso, donde se ha evidenciado que en deportistas olímpicos cuenta con características muy diferentes en comparación con una persona sedentaria, por ejemplo.
Los deportistas de alto rendimiento presentan una respuesta diferente ante los estímulos del medio, como son: clima, sonidos, vestimenta, etc. Esto es debido a una acomodación cerebral que se genera debido a un amplio entrenamiento previo. En palabras más simples nuestro cerebro se acostumbra ante estos estímulos e incluso pasan a ser parte de la performance deportiva, prestándole mayor atención a sonidos conocidos. Tal es el caso de la gimnasta Simone Biles, que en las olimpiadas de Tokio 2020, sufrió un bloqueo mental, debido a la ausencia de público en las competencias.
Otra de las características de los deportistas olímpicos, es que las estructuras asociadas a la orientación, se encuentran más desarrolladas. Al igual que las estructuras asociadas a la propiocepción, que es la percepción de cómo se encuentra dispuesto cada parte de nuestro cuerpo en el espacio tridimensional, entregándole al deportista una mayor información de su cuerpo y así logrando un mayor control. Áreas cerebrales asociadas a la coordinación y movimiento, de igual forma, presentan redres de interconectividad más robustas, que se observa en la perfecta ejecución deportiva, así como en la velocidad de reacción y en la capacidad de poder resolver imprevistos durante la ejecución deportiva.
Comúnmente el cerebro de deportistas olímpicos o de alto rendimiento, si bien se sabe que el cerebro cumple un rol fundamental, poco se sabe de las reales características y modificaciones que presentan sus sistemas nerviosos, siendo este sistema el director del funcionamiento de todos nuestros otros sistemas.