Luego de la elección del pasado 19 de diciembre, donde la sociedad chilena eligió a Gabriel Boric como presidente por amplia mayoría, se ha instalado en la opinión pública la incertidumbre en diferentes temáticas, como economía, pensiones, salud y cuáles serán los impactos en las mismas con los cambios que impulsará el Gobierno del presidente electo de la coalición Apruebo Dignidad.
Esto ha invisibilizado las propuestas relacionadas con el deporte, temática muy relevante en el proyecto colectivo, del joven conglomerado, ya que la actividad física tiene impactos directos en otras materias relevantes del plan de Gobierno, como salud mental, feminismo y cuidado del medio ambiente.
Al leer las propuestas relacionadas al deporte, considero que hay tres ejes prioritarios que se deben impulsar del programa; promoción de la cultura del movimiento, deporte competitivo y fútbol profesional.
El despertar social de octubre de 2019, junto con la era pandémica, trajo resultados favorables para las actividades artísticas, de entretenimiento y recreativas, dado que se masificaron actividades que suelen practicarse al aire libre como danza afro, yoga, escalada, trekking, patines, por nombrar algunos, actividades a la que antes solo tenía acceso un segmento reducido de la población.
Estas actividades recreativas emergentes por lo demás, poseen la característica que promueven el cuidado del medio ambiente y la concientización de la importancia de la salud mental. Prueba de ello, es que el INE considera que a junio de 2021 ha habido un aumento en el índice de ventas de esta estas actividades, incremento que llega al 80% en comparación a años anteriores.
Pero no podemos quedarnos ahí, se necesita el impulso del Estado para fomentar y facilitar el acceso a esta nueva cultura de movimiento para grupos excluidos de estas prácticas, ya sea por recursos monetarios, por discapacidad y/o por falta de información.
Dicho esto, será clave, por ejemplo, hacer realidad la ley de deporte laboral que concilie el trabajo con la actividad física, la recreación, el deporte y el movimiento, así como también revisar la malla curricular y pedagógica de Educación Física para empezar a generar una cultura del movimiento con enfoque de género, inclusivo, no sexista, recreativo y colaborativo.
Para la realización de estas prácticas corporales y recreacionales se necesita asegurar el libre acceso a montañas, playas y ríos, así como también disponibilizar de todos los recintos públicos, incluso los de las fuerzas armadas y de orden, para generar una cultura de movimiento en el país.
Por otra parte, será importante fomentar la actividad física desde los primeros años de la infancia, por lo que se hace necesario un plan de desarrollo psicomotriz en los servicios de educación, que forjen los cimientos de una vida activa y sana.
El desafío en cuanto al deporte competitivo, será avanzar en la protección de los derechos sociales de las y los deportistas que permita la profesionalización de los mismos.
Es una demanda histórica de las y los deportistas que no ha sido cubierta, lo que complejiza aún más la posibilidad de competir en igualdad de condiciones con otros países. Sumado a eso, será importante asegurar la democracia interna y la participación de los deportistas en la toma de decisiones de las federaciones deportivas, con el fin de potenciar la estructura y mejorar la institucionalidad de las mismas.
En este punto, será vital el acompañamiento y asesoría del Instituto Nacional del Deporte (IND), el cual tiene la misión de generar una red integrada de organizaciones deportivas, que permita tomar decisiones en conjunto y buscar la mejora continua.
Se espera que este Gobierno pueda impulsar cambios radicales en el modelo de gestión del fútbol profesional, creando un nuevo sistema de administración, donde los socios e hinchas tengan una incidencia real en la toma de decisiones del club. Se debe avanzar en un modelo de gestión integrado, donde los directorios de los clubes contengan participación de socios, los cuales sean elegidos por sus pares.
Avanzar en que los directorios sean paritarios para que el fútbol femenino tenga voz y voto en la toma de decisiones de los clubes y la ANFP. Será un rol fundamental de este Gobierno equiparar la cancha, profesionalizar y dignificar el fútbol femenino, procurando que las jugadoras tengan un contrato de trabajo y condiciones laborales dignas, tal como lo tiene el balompié masculino. Acá serán claves dos actores; los clubes deportivos y el Estado.
Los clubes tienen que asumir la responsabilidad social con las mujeres y tender, gradualmente, a que los presupuestos se vayan equiparando. No puede ser que en Chile clubes aún no se hagan cargo de las damas y hagan una tercerización del mismo, sin exigir condiciones mínimas de profesionalización.
¿El rol del Estado? Generar una mesa de trabajo con los clubes para comprometer la profesionalización del fútbol femenino e impulsar todas las reforma necesarias para que haya acceso a subsidios.
Todos estos cambios solo serán posible si el IND y el Ministerio del Deporte impulsan las variantes en conjunto con las organizaciones deportivas, generando una red integrada, donde la gobernanza y la toma de decisiones recaiga en esta red y no seguir haciendo las viejas prácticas de tomar las decisiones entre cuatro paredes.