Hoy vamos a comentar sobre el deporte que es pasión de multitudes; me refiero al fútbol. Desde lo profesional cuento con alguna experiencia sobre esta disciplina deportiva, lo que me permite hablar sobre la participación de la Roja de todos en la Copa América del año en curso, ejecutada en Brasil.
Todos queríamos que nuestra selección volviera a obtener el primer lugar de este torneo, apuntábamos a que la generación dorada nos regalara este sueño, pero, realizando un análisis general sobre el juego mostrado, se pudo ver un fútbol muy conservador, sin mucha intensidad, pases que no rompían las líneas, falta de finiquito y sobre todo un jugador diferente, me refiero al típico 10.
Ante lo anterior, surgen varias interrogantes o también factores que no permitieron lograr el objetivo. Como por ejemplo: ¿los jugadores del recambio están al nivel que exige este tipo de campeonato?, ¿nuestro fútbol profesional está nivelando hacia arriba?, los entrenadores ¿les están dando la oportunidad a los jugadores que son formados en las series cadetes?, ¿existirá un plan de desarrollo a nivel nacional con participación de todos los clubes?. Y, por último, ¿habrá sido acertado el viaje a Santiago antes del partido con Brasil?, entre otros.
Quizás ustedes concuerdan conmigo sobre estas preguntas, que posiblemente afloran en las conversaciones sostenidas con los amigos o en su grupo familiar.
Dando esta pequeña introducción al tema, me centraré en profundizar sobre el dicho que dice “todo tiene un principio y un final”, es decir, sabíamos que este grupo de jugadores algún día tendría que ser reemplazado, mientras se esperaba el famoso recambio.
Según los especialistas del tema y los aficionados, nos damos cuenta que no se observan jugadores que estén a este nivel. Se puede decir entonces que nuestro fútbol se quedó pegado en estos profesionales que tantas alegrías nos brindaron. Pero, sí queremos continuar soñando, siento que se debe dar la posibilidad a jugadores nóveles que sumen experiencia en torneos internacionales enfrentado a potencias europeas, las cuales poseen un juego con más intensidad.
También se podría proyectar a un grupo de jugadores con un plazo a ocho años, el cual debe ser continuo para lograr los efectos deseados. Quizá el plan no se fue actualizando al contexto que detectaba esta necesidad (recambio).
Debemos recordar que desde la gestión deportiva todo plan de desarrollo debe ser controlado o monitoreado para detectar las falencias a tiempo, pudiendo ser corregido y así aumentar la posibilidad de lograr los objetivos o metas propuestas. Cerrando el tema nos podríamos preguntar: ¿continuamos soñando?
*Profesor de Educación Física
Magister en Educación (m) Gestión Educacional
Doctor en Ciencias de la Educación (e) Evaluación y Acreditación.