Quiero profundizar un poco más en la relevancia del periodo básico, ese momento crucial que algunos llaman pretemporada.
Es la etapa donde se sientan las bases para el rendimiento deportivo a lo largo del año, y quiero destacar la riqueza de experiencias que ofrece.
Durante el periodo básico, no solo nos sumergimos en la rutina de entrenamientos intensivos, sino que también experimentamos una mezcla de distintas disciplinas deportivas lúdicas.
Esto, no solo añade variedad a nuestra preparación física, además despierta una sensación de diversión y familiaridad entre los compañeros de equipo.
Las cargas en volumen de pesos, respetando las necesidades individuales de cada deportista, son una parte integral de este proceso.
No se trata solo de levantar pesas, sino que entender cómo estas cargas contribuyen al desarrollo integral de cada atleta. Es como esculpir nuestro rendimiento, afinando cada detalle para estar listos para los desafíos que el año deportivo nos tiene reservados, respetando siempre la individualidad de cada deportista.
No puedo dejar de mencionar las concentraciones fuera de la ciudad. Estas experiencias son más que simples, entrenamientos intensivos. Son oportunidades para conectarse con la naturaleza. Ya sea en el campo, la playa o junto a un lago, estos lugares ofrecen un entorno inspirador, que contribuye a forjar la mentalidad competitiva.
Alejarnos de la rutina diaria, nos permite enfocarnos completamente en nuestros objetivos, creando una conexión única entre el equipo y sus metas.
Y, para aquellos que han superado esta fase, felicidades. La anticipación por los torneos y competencias del año están más que justificadas.
Este periodo básico ha sido el trampolín para el éxito, y ahora, con la preparación completa, estamos listos para enfrentar cada reto con determinación, disciplina y entusiasmo.