Es de conocimiento general que el ejercicio físico trae consigo una serie de beneficios para nuestra salud. Identificándolo como un agente protector que nos acompaña durante toda la vida.
Uno de estos beneficios son los efectos que causa en nuestro cerebro, por ejemplo, el ejercicio provoca una disminución en la muerte neuronal, por lo que revierte procesos asociados al envejecimiento. Se ha revelado que la realización de ejercicio físico de manera constante, genera un retardo en el envejecimiento celular y en nuestro reloj biológico, retrasándolo en alrededor de 12 años, en comparación con sujetos sedentarios. Y este retraso en el envejecimiento celular no solo se ve de manera física, si no que también se ha identificado genéticamente, y en marcadores neuronales. Por lo que también cumple un rol importante en la estructura donde se alojan nuestras memorias, esta estructura se llama hipocampo, siendo la función del ejercicio físico actuar sobre el Factor Neurotrófico del Cerebro (BDNF), el cual tiene como función potenciar la capacidad que tienen las neuronas de extenderse y abarcar otros lugares y sitios en nuestro cerebro, potenciando la conexión entre neuronas, y el crecimiento celular y, por ende, el aprendizaje y protegiendo nuestras memorias.
Otro rol importante que cumple el ejercicio físico a nivel cerebral es referente a la epigenética. Esto significa que como el ambiente afecta la representación de cada gen (bloquea su función), en este caso específicamente a nivel cerebral, donde se encuentran una serie de genes que se correlacionan con la actividad física, la que permite la expresión genética dentro de parámetros regulares, protegiendo en el desarrollo de múltiples alteraciones de salud mental y física.
A su vez el ejercicio físico aumenta los niveles de sustancias relacionadas al oxigeno, metabolismo y flujo sanguíneo, todas ellas propicias para el adecuado funcionamiento y crecimiento neuronal. Lo que se evidencia también con técnicas de neuroimagen, donde se ha podido evidenciar que el ejercicio físico logra mantener las estructuras cerebrales conservadas, en comparación a personas sedentarias donde se ha podido identificar atrofia de regiones corteza frontal, y estructuras como, por ejemplo, hipocampo, ganglios basales y cerebelo. Como anteriormente se explica en la nota, el hipocampo es la estructura donde se alojan nuestras memorias y aprendizajes. La corteza frontal es donde tienen lugar nuestros comportamientos sociales. Los ganglios basales que controla nuestra ejecución motora gruesa y cognitiva. Y el cerebelo donde se ejecuta nuestro equilibrio, y funciones motoras finas, entre algunas.
Respecto a la asociación de patologías o trastornos neuropsiquiátricos, el ejercicio físico retrasa la instauración de estas, lo cuál se ha podido identificar tanto en modelos animales como humanos. Es más hoy en día el ejercicio es parte fundamental de la rehabilitación de un puñado de patologías, teniendo como función el retraso o congelamiento de la sintomatología asociada. Aunque en nuestro país aún el ejercicio físico no es parte fundamental de nuestro sistema de salud, como si lo es, en países desarrollado. Parte fundamental de la difusión de este gran beneficio multisistémico como es el ejercicio, recae en conocer en profundidad sus reales frutos, que no cabe duda que son innumerables.
Kinesióloga, magister en neurorehabilitación y en neurociencias y doctora en neurociencias cognitivas y psicología