Quienes giramos en torno a la actividad futbolística llevamos en nuestro ADN algunas frases, que te van marcando en el tiempo.
Sin duda, que una de aquellas es la que expresó el fallecido Diego Armando Maradona, en una de sus tantas polémicas y conflictos con los peces gordos de la FIFA. En una ocasión, el recordado “10”, dijo: “La pelota no se mancha”.
Dicho eso, me pregunto,¿acaso en Chile la pelota se manchó?.
Lamentablemente, la respuesta se acerca más a un Sí que a un No.
Para fundamentar esa tesis, aunque duela, ejemplos hay de sobra. Los recientes torneos, en todas sus categorías, terminaron resolviéndose en los escritorios y no dentro de la cancha.
En la Primera A, una denuncia presentada por Universidad de Chile, en contra de Jorge Almirón, técnico de Colo Colo, llegó incluso a poner en riesgo el título de los albos y hasta la disputa de la fecha final.
También, hace algunos días se terminó de disputar la Súpercopa, entre Colo Colo y Huachipato, jugándose sin público 12 minutos, que estaban pendientes desde el 11 de febrero. Vale decir, después de nueve meses sin poder resolver el problema.
Para qué hablar de la estructura del Consejo de Presidentes de la ANFP, donde los principales actores, aquellos que toman las decisiones, son propietarios de clubes y, en algunos casos, son dueños de más de una institución.
Además, el calendario es precario y, en el fútbol chileno, se juega apenas ocho meses de competencia entre marzo y octubre.
Y, si de crisis fuera de la cancha hablamos, lo vivido esta temporada en la Primera B superó todos los límites. Hubo una constante resta de puntos por la vía administrativa para varios equipos. El caso emblemático fue el de Barnechea, a quien se le restaron 45 puntos y hubo tres equipos que sumaron 3 unidades sin enfrentar al Barne, con marcadores de 3-0.
Después, la determinación de desafiliación puso en la absoluta incertidumbre la estructura de la liguilla por el segundo ascenso.
Aunque no se crea, terminó el campeonato y varios clubes no sabían si habían clasificado, en tanto, Magallanes con Rangers no tenían certeza si eran segundos o terceros, ello por que la desafiliación, que luego revocó la segunda sala del Tribunal de Disciplina, otorgaba puntos a todos aquellos que habían perdido con Barnechea y la tabla variaba considerablemente.
En la fecha final, el bochorno con el partido entre Wanderers y Universidad de Concepción, que se suspendió con los equipos en cancha.
La guinda de la torta llegaría en la Segunda División con resta de puntos y una definición, donde los clubes se quedaron con las manos vacías y la millonaria recaudación se la llevó la ANFP.
Ojalá todo vaya mejorando. El fútbol chileno debe contar con instancias que eviten que se sigan restando puntos, cuando los torneos entran en fase decisiva. Hay que volver a revisar cada detalle de las bases o generar alertas en los momentos oportunos. A la larga, la débil estructura del ente rector también desemboca en el pobre rendimiento de la selección chilena adulta, que marcha última en las Clasificatorias.
Lo peligroso sería que los clubes, en época de mercado de fichajes, piensen en invertir más en abogados que en jugadores de fútbol.