El control motor se define como la regulación del movimiento en organismos que cuentan con un sistema nervioso, reflejos y movimiento dirigido. La importancia del control motor está dado, porque este permite lograr todas las actividades asociadas al movimiento, equilibrio y estabilidad.
Existen dos estructuras cerebrales que son claves en el control motor: el lóbulo frontal y los ganglios basales, quienes regulan tres vías cerebrales especificas: la vía directa, vía hiperdirecta y la vía indirecta.
Una de las tareas que cumplen estas vías en el control motor es la inhibición, que tiene por objetivo suprimir acciones innecesarias, inadecuadas o riesgosas, siendo la inhibición uno de los procesos más importantes en el deporte, ya que controla y regula la precisión, dirección y velocidad del movimiento.
Por ejemplo, en un partido de balonmano cuando el jugador ofensivo va al ataque, la reacción del jugador de defensa es seguir su movimiento, para no permitir el paso de jugador a la línea de seis metros, o poder bloquear un lanzamiento de los nueve metros. Pero si el jugador que está atacando realiza una finta (esquiva al rival con un movimiento rápido y sorpresivo), debemos inhibir nuestra respuesta motora en curso, adecuar una nueva respuesta motora, la cual se debe generar en la menor cantidad de tiempo posible para que sea efectiva.
La inhibición es una función ejecutiva, ampliamente investigada y que cuenta con varias teorías de procesamiento, siendo muy interesante. Asociado al deporte se describe una clasificación de estos que son los deportes abiertos y cerrados. Se consideran deportes de habilidades abiertas aquellos en que sus jugadores deben estar preparados para reaccionar en un contexto que es dinámico e impredecible, que son por ejemplo: futbol, balonmano, pádel, entre otros. Y los deportes de habilidades cerradas son aquellos en que el entorno es predecible, claro y el ritmo de este se da por los propios jugadores que lo practican, por ejemplo: natación, gimnasia rítmica, atletismo, entre otros.
El conocer el procesamiento cerebral de la ejecución de un deporte es clave para mejorar habilidades motoras, ya que por medio del aprendizaje, la instauración de estas se logran en un menor período de tiempo y con mayor eficacia.
El control motor se define como la regulación del movimiento en organismos que cuentan con un sistema nervioso, reflejos y movimiento dirigido. La importancia del control motor está dado, porque este permite lograr todas las actividades asociadas al movimiento, equilibrio y estabilidad.
Existen dos estructuras cerebrales que son claves en el control motor: el lóbulo frontal y los ganglios basales, quienes regulan tres vías cerebrales especificas: la vía directa, vía hiperdirecta y la vía indirecta.
Una de las tareas que cumplen estas vías en el control motor es la inhibición, que tiene por objetivo suprimir acciones innecesarias, inadecuadas o riesgosas, siendo la inhibición uno de los procesos más importantes en el deporte, ya que controla y regula la precisión, dirección y velocidad del movimiento.
Por ejemplo, en un partido de balonmano cuando el jugador ofensivo va al ataque, la reacción del jugador de defensa es seguir su movimiento, para no permitir el paso de jugador a la línea de seis metros, o poder bloquear un lanzamiento de los nueve metros. Pero si el jugador que está atacando realiza una finta (esquiva al rival con un movimiento rápido y sorpresivo), debemos inhibir nuestra respuesta motora en curso, adecuar una nueva respuesta motora, la cual se debe generar en la menor cantidad de tiempo posible para que sea efectiva.
La inhibición es una función ejecutiva, ampliamente investigada y que cuenta con varias teorías de procesamiento, siendo muy interesante. Asociado al deporte se describe una clasificación de estos que son los deportes abiertos y cerrados. Se consideran deportes de habilidades abiertas aquellos en que sus jugadores deben estar preparados para reaccionar en un contexto que es dinámico e impredecible, que son por ejemplo: futbol, balonmano, pádel, entre otros.
Y los deportes de habilidades cerradas son aquellos en que el entorno es predecible, claro y el ritmo de este se da por los propios jugadores que lo practican, por ejemplo: natación, gimnasia rítmica, atletismo, entre otros.
El conocer el procesamiento cerebral de la ejecución de un deporte es clave para mejorar habilidades motoras, ya que por medio del aprendizaje, la instauración de estas se logran en un menor período de tiempo y con mayor eficacia.