El origen del deporte ha evolucionado a lo largo de la historia, iniciándose como juegos rituales y populares por todo el mundo, siendo Europa donde surgen las primeras transformaciones que lo conocen como lo es en la actualidad.
Así, a finales del siglo XVIII y primera mitad del XIX y por los cambios de la revolución industrial, el deporte popular ya no es tan solo parte de la clase media elitista sino también de los colegios, lugar donde surgen las reglas.
Aparecen en Gran Bretaña deportes como el golf, rugby, hockey, fútbol y el tenis, entre otros. En Norteamérica el baloncesto, balonmano y béisbol. Desde aquel entonces y hasta hoy, existen innumerables deportes que se practican en todos los lugares del mundo, siendo una actividad muy masiva, popular y abierta para todos los gustos.
Actualmente, definir deporte todavía se sigue debatiendo. Sin embargo, existen tres características que generan consenso para diferenciar deporte de juego; la primera, es que se debe dar una situación motriz (actividad física). Segundo, se debe ejercer con una finalidad lúdica o como competición, y tercero, se debe desarrollar según reglas establecidas (institucionalizarse). Si se dan estas condiciones, ya podemos hablar de deporte, de acuerdo con Castañón (2004).
Sin embargo, existen muchos matices que complican cualquier clasificación, como el caso del ajedrez competitivo que es considerado un deporte y que cuenta con la Federación Internacional de ajedrez (FIDE), pero que genera tensión por el hecho de si realmente existe o no actividad motriz al practicarlo. Ahora, entre juego y deporte; ¿Cuál sería el punto de inflexión que los diferencia? Básicamente uno, institucionalización (reglas). En síntesis, hablar de deporte tiene una terminología confusa, siendo aún un concepto en evolución.
Por otro lado, actualmente el deporte moderno se transforma en función de las necesidades sociales, surgiendo nuevos retos y amenazas (presión comercial, la explotación de los jóvenes jugadores, el dopaje, racismo, violencia, corrupción, blanqueo de dinero, etc.). Esto aparece como un grave problema, por ir contra los valores y principios genuinos que debería promover el deporte.
Por ello, familiarizarnos con estos temas y ser un verdadero aporte en el desarrollo adecuado del deporte, es nuestra tarea de la cual debemos hacernos todos responsables.
Mg. Psicología deportiva y ex futbolista profesional