Mi nombre es Cecilia Oviedo Gutiérrez, una deportista amateur de tomo y lomo. Hoy, a mis 49 años, gozo de un estilo de vida saludable en todo aspecto. En esta oportunidad, quiero exponer mi inquietud en base a mis experiencias vivida, consiguiendo con esto un vuelco en la mentalidad de la gente y, sobre todo, de los que hoy apuntan a un puesto en las próximas elecciones presidenciales, a diputado y a consejeros regionales.
Nací en Talca, soy la segunda de tres hermanos varones, recibí siempre un trato especial, no por ser la mujercita de tres hermanos… No, si no por mi condición, diagnosticada con hipoacusia bilateral congénita auditiva, en ambos oídos, que me acompaña desde mi nacimiento.
Esto es, simplemente, sordera media con pérdida progresiva, a través del tiempo y malformación de pabellones auditivos. Para mis amigos sordos, a la comunidad sorda a la que felizmente pertenezco, soy “mitad sorda, mitad oyente”.
A diferencia de la mayoría de los sordos de nuestro país, mis padres siempre me criaron y me educaron en colegios normales, por lo que crecí con mentalidad de oyente, pasando por muchas dificultades, a causa de mi problema para oír y, con esto, causándome momentos de depresión, en especial cuándo sufría de bullying. Pero mis padres siempre tuvieron el cuidado de enseñarme una vida más optimista, en especial, mi padre, que me enseñó sus pasiones deportivas desde los 3 años, naciendo en mí, la misma pasión por el deporte amateur y de competición en varias disciplinas, en especial el karate.
La inclusión es mi tema de preocupación, ya que en Chile no se está aplicando normas o reglamentos en los deportes de competición, por lo que hace muy difícil el desarrollo de talentos deportivos, en la mayoría de los deportes competitivos.
Como por ejemplo, la Federación Nacional de Judo no apoya a los judokas sordos, los deportistas sordos deben, en su mayoría, solo cuentan con el amparo de la Federación Deportiva Nacional de Sordos.
Hace unas semanas un seleccionado sordo nacional de judo no tuvo la oportunidad de ser apoyado por la Federación Nacional y tuvo que recurrir a sus recursos propios y de la Federación se Sordos para poder representarnos en Europa.
En lo personal, me parece una vergüenza por saber que en mi amado país no exista empatía hacia las personas con discapacidad. ¿Por qué es tan difícil hacer una ley en el deporte donde el apoyo llegue a deportistas con discapacidad y que sueñan con llegar a los más alto de su rendimiento? ¿Dónde están los recursos para las escuelas de formación para gente con discapacidad?, y por último. ¿Dónde están los busca talentos que hablan de inclusión, pero al parecer no están dispuesto por falta de información a conocer la cultura de comunidades de personas con discapacidad?
Hago toda mi apuesta a que Chile se haría famoso y rico formando futuras promesas deportiva. Es solo cuestión de tiempo, actitud y empezar a cambiar el rumbo a los recursos designados a los deportes. Quién sabe, acá podemos tener una verdadera mina de oro que hay que trabajar. Creo que es tiempo de cambiar, porque necesitamos una verdadera inclusión. Para los nuevos candidatos de las próximas elecciones, acá les dejo una gran tarea. ¡Viva la inclusión!
*Preparador Físico
Coordinadora de deportes de la comunidad sorda del Maule/ Facebook Comusor Maule