Con el paso de los años, se han formado numerosos estereotipos en la relación mujeres y deporte, formándose una serie de ideas y mitos sobre ellas, que sin tener por qué ser ciertas, han condicionado el comportamiento social frente a este tema.
Los estereotipos son muy resistentes al cambio, a pesar de que sean rebatidos con la propia experiencia y apoyo científico. Desde muy pequeñas a las mujeres se le impone el rol de la feminidad, pero no únicamente el biológico, sino también el sociocultural, siendo este último el más influyente. Este rol social de feminidad le ha dado a la mujer la imagen de delicadeza y sumisión, frente a la agresividad y fuerza del rol masculino.
Dos mitos que han propiciado que las mujeres no accedan o limiten su acercamiento a la práctica deportiva, son que esta práctica genera “peligros para su saludfísica” y que, además, las “masculiniza”. Es evidente que el deporte y la actividad física sin distinción de género favorece su desarrollo físico y mental no afectando su salud. Por otro lado, la masculinidad de la mujer en el deporte se ha apoyado únicamente en el pensamiento social de relacionar la fuerza con la masculinidad y la feminidad con la delicadeza. Ambos son mitos que debemos desterrar.
A pesar de la pandemia, las mujeres son protagonistas en el deporte olímpico. Si en los primeros Juegos Olímpicos de 1900 de París, solo 22 mujeres, de 997 atletas participaron representando únicamente el 2,2% del total. En los pasados Juegos Olímpicos de Tokio 2021, casi el 49% fueron mujeres, según cifras del COI (Comité Olímpico Internacional). Es más, nuestra delegación chilena femenina, por primera vez en la historia, superó a la masculina con 38 mujeres de un total de 58 personas, llegando al 66% del total de deportistas. Ciertamente, fueron los primeros Juegos de la historia con equilibrio de género.
Como muchos sectores lo han reconocido, las mujeres amplían las perspectivas, aportan nuevas ideas e innovaciones y llegan a nuevas audiencias. No obstante, todavía hay un largo camino por recorrer antes de ver una igualdad total en el mundo del deporte. Las niñas y mujeres en todo el mundo obtienen menos oportunidades, menos inversión, capacitación y seguridad cuando practican un deporte. Es evidente que necesitamos dar más visibilidad al deporte femenino, porque es un facilitador importante para el desarrollo y el empoderamiento de las mujeres.
*Psicólogo deportivo y ex – futbolista profesional.