Sin duda extrañamos la práctica deportiva sin las limitaciones evidentes de la actualidad. Sin duda añoramos aquel día en el que retornaremos a un espacio deportivo, donde compartiremos con más personas sin temor a contagiarnos de este pernicioso virus. Sin duda lo deseamos, porque hoy la salud mental y física de las personas está muy deteriorada. Actualmente, el estrés y la inactividad física son dos problemas sociales con índices negativos que están disparados. En Chile, hasta el 2019 el 81% de las personas, sobre los 18 años, era inactiva físicamente y, en la población escolar, de 5 a 17 años, el 83,5%. Tras casi un año y medio de pandemia, estos índices deberían estar muy cercanos al 100% de inactividad física.
Frente a tal contexto, el “mundo del fútbol amateur” sufre con esta pandemia, al punto de detenerse la totalidad de su actividad desde marzo de 2020, no permitiendo que niñas/os, jóvenes y adultos realicen actividad física, hasta hoy, de forma semanal como era habitual. Sin duda la no práctica de actividad física genera nostalgia, pero como el dicho que dice que no todo lo que brilla es oro, hay situaciones que no se extrañan, ya que dañan este deporte. De lo anterior, plantearé lo que no extraño del fútbol.
No extraño la rivalidad entre clubes que no sea la deportiva, tampoco las ofensas e insultos hacia los árbitros, futbolistas y público rivales y menos los engaños, simulaciones o trampas validadas desde que me acerqué por primera vez a una cancha de fútbol.
Tampoco extraño a los ilusionistas “seudo” representantes y veedores, que ilusionan irresponsablemente a niños y jóvenes que tienen alguna habilidad y menos extraño a quienes se autodenominan entrenadores y lo que hacen es deseducar. No extraño a los indolentes y cómplices pasivos que han aceptado todo lo anterior. No extraño el machismo, la violencia física y psicológica, ni tampoco el alcohol y las drogas en una cancha de fútbol. Todo lo anterior no lo acepto, no lo valido y no quiero volver a verlo. Me hastió.
Por último, y que no se confunda; el deporte es solo un medio, pero no el fin para lograr bienestar. La sociedad evoluciona y lo que ayer era aceptado hoy ya no lo es. Sin duda somos más conscientes y el pasado exige no equivocarnos nuevamente.
El fútbol amateur debe mantener lo bueno, pero no lo negativo. ¿Qué extraño del fútbol? Solo la mitad, lo bueno.
Claudio Arancibia Campos
Mg. Psicología deportiva
Ex futbolista profesional